miércoles, 30 de junio de 2010

Nadie sabe nada de ella


Muy pocas veces me sorprenden personas de mi misma edad pero debo admitir que ella es la excepción. Buena amiga, divertida, testaruda, enojona, y niega sus errores pero ella siempre se encarga de que estemos felices, sin importar el holocausto que este viviendo en su casa. No digo que sea una santa, porque no lo es. Es tan pecadora como cualquiera, es sólo que admiro la manera como enfrenta la vida, las situaciones complicadas, cómo defiende sus ideales y lucha por sus sueños, podría decirse que a veces hasta la envidio porque me hace falta semejante seguridad. Hace unos meses, se fue de su casa. Nadie ha sabido nada de ella desde ese nublado 27 de marzo cuando hizo una pequeña maleta con un par de pantalones, unas cinco poleras, ropa interior, su crucifijo, y materiales escolares. La última vez que escuche su voz fue ese mismo 27 a las diez de la mañana, cuando me decía “me voy a las cinco, estoy emocionada, por fin lo sabré. Tengo miedo pero estoy feliz. ¡Ay! Carmen, no sabes por lo que estoy pasando”. Lo último que le dije fue que siempre podría contar con mi apoyo y que lo que la haga feliz a ella va ser lo correcto. Ella nunca lo decía en voz alta pero sí todo el tiempo en su cabeza que quería salir de una vez por todas de su casa, no malinterpreten, ella ama a su familia, es su familia siempre la va amar pero necesita alejarse por un tiempo. Muchas veces ella corría con las responsabilidades que su madre olvidaba y a mi parecer se lo tomaba tan enserio que ya ni se comportaba como una chica de su edad. Ella tiene una meta, un sueño y está luchando por alcanzarlo, no le importa lo que piensen los demás, no le importa que cuando llegue (porque tarde o temprano lo va hacer) la castiguen por el resto de sus días. No le importó el hecho de casi matar a la mitad de su familia con un susto, no le importó. Y pueden pensar que es egoísta pero para mí es valentía. Ella se pasó casi toda su vida complaciendo a su familia, siendo lo que ellos querían que ella sea pero eso ya no importó. Nadie ha sabido nada de ella desde ese nublado 27 de marzo, algunos dicen que se fue de mochilera por Europa, otros que se escapó con un brasilero que conoció en su cumpleaños, otros que se me metió a un convento y otros que se embarazo y se casó con el padre de su hijo. Nada de eso es cierto. Yo sé donde esta, yo sé que está haciendo y porqué. Por eso estoy feliz por ella, está haciendo realidad un sueño, una meta, en realidad está comenzando un camino para llegar a esa meta. Ojalá más de nosotros tuviéramos un poco de ella, más seguridad, más valor, más ideales. No digo que sea una santa, porque no lo es, es tan traviesa, pícara y pecadora como cualquier otra adolescente. Tan solo una pizca de valor para ser quienes somos realmente.

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